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Travesía por la Llanura Chaqueña

> Primera parte: Retiro-Cnia. Dora-Añatuya-Taboada

Texto y fotos: Fede Pallés

(El siguiente relato fue escrito y editado entre noviembre de 2003 y febrero de 2004 - No posee modificaciones desde entonces)


Aclaración: algunas imágenes que se muestran en este relato son capturas de video (VHS-C). Por tal motivo las mismas no se pueden ampliar dado que cuentan con la máxima resolución posible.

   "Retiro a la aventura"  

Conseguir un pasaje a Colonia Dora no fue fácil. Todos los trenes a Tucumán de enero estaban repletos y ya no había un solo asiento hasta febrero. ¿Qué podía hacer? ¿Contradecir mi espíritu aventurero y viajar en un indigno ómnibus de larga distancia, pagando fortunas por ello?

En la semana no me dormí en los laureles, pasé por boletería tantas veces como pude, como suponiendo que en algún momento alguien se apiadaría de mi... tal como cuando uno abre la heladera y no hay nada interesante para comer, pero al rato vuelve a abrirla por si acaso olvidamos ver algo. Y fue en una de esas tantas veces, que afortunadamente encontré un ser solidario, una empleada comprendedora de mi situación, quien emitió un pasaje de Turista a Colonia Dora, el que ingresó celosamente a mi bolsillo a cambio de 25 pesos, la mitad de lo que me querían cobrar esos ómnibus de larga distancia.

 

 

El viernes 24 de enero de 2003, a las 20 hs., me encontré con Gustavo en Retiro Mitre, en un café que está al lado del andén 8, donde generalmente se agolpa la gente que ingresa a tomar el tren a Tucumán. Gustavo no iba a viajar conmigo, sino que lo haría el domingo, puesto que yo, previamente, iba a pasar por la casa de mi tía Sofi (en Añatuya, Sgo. Del Estero), para llevarle unas encomiendas que le enviaba mi abuelo, junto a otro paquete para Susi y mi tío Rodo, de Los Juríes.

Mientras mirábamos los mapas del Chaco, a mi derecha se iniciaba el tradicional peregrinar de gente que ingresa al andén 8. En una de esas, oigo que alguien golpea el vidrio del bar... “toc toc toc”... Era Lanza!!!, Jessica “Lanza”, compañera de la facu!! ¿qué haces ahí loca? (le pregunté moviendo los labios, sabiendo que desde allí no me escucharía), y ella responde con una seña... “estamos en la cola”... Supe entonces que no viajaría solo.

“Lanza” viajaba a Tucumán junto a tres amigas, a quienes vi así nomás desde el andén. “venite con nosotras (me dice), que te hacemos un lugar”... ¡Joya!, imagínense, de viajar parado y solo, ahora el panorama había cambiado radicalmente.

A las 20:40 ingresamos con Gustavo al andén 8, que estaba oscuro, repleto de gente, y con la formación del “Jardín” bastante larga. Mi CT era el segundo después de la locomotora, pero como las chicas iban en el primero, me di el gusto de viajar al lado de la ya conocida GM GT-22 9093... si señores, ¡no acepte replicas, esta es “Mercedes”, la auténtica!. En el andén también aparecieron los incondicionales amigos de la FAC, con quienes comentamos el viaje “por vía Ranchos”, publicado días antes en el Satélite 19.

   

A las 21:15, puntualmente la 9093 dio un bocinazo largo y así partimos lentamente de Retiro Mitre. Las madres de las chicas saludaban descontroladamente desde el andén 8, y con razón.... sus hijas iban a realizar una auténtica travesía en tren a través de 1.140 Kilómetros, con más de un día de viaje y en el coche de menor categoría!!!. Desde la ventanilla del CT saludé a los amigos de la FAC y a la mamá de Lanza. Las salidas de Retiro siempre son emotivas...

Cuando ya los acompañantes solo eran un punto a los lejos, me relajé y me senté en uno de los apoyabrazos del CT. Me esperaban desde aquí, unas 17 horas de viaje. Acomodé la mochila y la encomienda para mis tíos entre dos asientos. Las chicas insistieron en dejarme un espacio en un asiento de dos, por lo tanto, pasando los puentes de arcos, yo ya estaba al lado de la ventanilla, un poco apretado, puesto que éramos tres personas en un asiento de dos. De todos modos traté de ser lo menos molesto posible, teniendo en cuenta que yo debería haber estado parado en algún estribo.

Este encuentro casual fue más que insólito. A Lanza (que sabe que soy un loco por los trenes) la conozco desde hace tres años, incluso estamos en el mismo grupo (grupo Jarrón) y varias veces había ido a la casa. Anteriormente, y en varias ocasiones, se me había ocurrido invitarla a viajar, pero nunca congeniamos. Pero claro, ella tiene novio, y los viajes son largos!!!. De repente, sin previo aviso, me encontraba viajando con ella!!. Y no solo eso, este encuentro me dio el gusto de conocer a tres chicas extraordinarias: Yanina, Lujan y Ana, las amigas de Lanza, de las que hablaré más adelante.

A la zona local la pasamos tranquilamente, los andenes estaban repletos de cartoneros; al parecer detrás nuestro venía “el tren blanco” de TBA. En José León Suárez bajamos las persianas metálicas, por que hay una villa bastante grande hasta los puentes con el Camino del Buen Ayre, en donde es común que tiren piedrazos al tren. Una vez en el campo, el tren empezó a correr más rápido.


Cada cambio de aceleración en la 9093 me dolía en el alma... pensar que esta locomotora estaba sin descanso desde hacía meses, yendo y viniendo a Tucumán sin parar. “Ojala lleguen, chicas” (les decía, mientras les contaba “la posta” sobre el viaje). Sin embargo la 9093 demostró ser más capaz de lo que todos imaginan, ya que entre Bs.As. y Rosario, en algunos tramos puntuales, llevó el tren a gran velocidad. Es de destacar que para esta época, la 9093 estaba empezando a hacer los habituales viajes a Castelar y Liniers para su revisión, por lo tanto, el túnel al puerto ya era su ruta habitual una vez por semana. Pero en particular, éste sería su último viaje, puesto que tenía en “la agenda” una visita al taller, a pedido de NCA, para la semana próxima, motivo por el cual el tren no iba a correr.

 

L       A       N       Z       A

     

 

Hablando sobre el tren tuve mi primer vecindad con las chicas, pero siendo amigas de Lanza supuse que serían copadas. Utilizando un inglés muy vulgar me puse a hablar con Yanina, quien comprendía perfectamente el diálogo, en el que le propuse ir al restaurante a ver si estaba abierto. Fuimos, y como lo estaba, nos sentamos y decidimos tomar un café. Pero pasaba el tiempo y el café solo era nuestra decisión, ya que nadie nos atendía (y eso que ese era el primer día de concesión de un nuevo prestador). Al RA no le andaba el aire, como siempre, por eso faltaban varios vidrios en algunas ventanillas (que oficiaban de ventiladores). Pasamos casi una hora hablando y nada. Me acerqué a la cocina y medio enojado le reclamé “su atención” al personal. Con eso logré que media hora después me atendieran y nos sirvieran el café, que costó horrores servirlo, puesto que el tren se zarandeaba para todos lados y no volcar resultaba imposible. Yanina le tomó la mano al movimiento del tren y tomó su café sin problema, no así yo, que al momento había volcado media taza en el mantel.

 

Y        A        N        I

     

 

Estaba haciendo un poco de frío, entonces cerramos la persiana metálica. En aquel momento pasó un tren de NCA, pero la charla con Yanina era tan sugestiva que no me molestó para nada no haber visto ese tren... un tren... ¿qué tiene de raro un tren? Si me había cruzado hace un rato con varios diesels de TBA a los que poca importancia les dí. Y así pasaron las horas. Decidimos emprender “viaje” al CT y atravesar la decena de coches que lo separaban del RA, ahora convertido en “R”, sin la “A”. En ese “viaje” por los pasillos uno no sabía las cosas que podía encontrar...

Ya habíamos pasado varias estaciones, y ahora hacíamos paso por Ramallo. Aproveché para contarle a mi compañera la historia tan atípica de los orígenes del nombre de aquella ciudad.

Yanina conoció las estrellas. O mejor dicho, las volvió a ver desde hacía mucho tiempo. Todos saben que una panorámica de las estrellas desde el campo es significativamente más elocuente que lo que se puede ver en Capital o el Gran Buenos Aires. Y supe que ella realmente estaba disfrutando un momento que para mi ya se había convertido en una costumbre. Las luces del coche brillaban débilmente, y era admirable ver que en sus ojos se reflejaba el cielo estrellado, y el viento frío hacía lagrimear el eterno confín de los estigmas de su prosperidad emotiva.

 

 

Tanta motivación al parecer distrajo al personal de conducción: Pasamos “Empalme Villa” a 110 Km/h!, ¡Sí!, el cruce a 90º a esa velocidad... y de pronto clavaron los frenos... ¿Habrán atropellado a alguien? ¿El cruce estaba a precaución?. No sé... pararon y volvieron a arrancar, no supe que ocurrió, pero haber visto pasar este tren a esa velocidad por allí debe haber sido digno de ser filmado.

A esa altura, mis amigas empezaron a tener sueño. Me acosté debajo del asiento, en el piso, entre piernas. Pero no pude pegar un ojo. Cuando decidí ir al estribo, las chicas estaban todas dormidas. Desde el fuelle que daba a la 9093 (la puerta estaba sin trabar), hice la entrada a Rosario.


 

    R o s a r i o     N o r t e   

 

Mis compañeras de viaje despertaron, de tantas luces y griterio. Las invité a que bajaran a conocer. Yo me quedaba cuidando los bolsos y cambiando la orientación de los asientos (Recordemos que en Rosario Norte, la locomotora cambia de ubicación, y ahora nuestro coche pasa a ser el último)

A las 03:15, partimos de Rosario Norte. Y ví que Lanza había subido una bolsa, era un pan con chicharrón para comer en el viaje. Me quedé en el estribo, mirando hacia atrás toda la salida de la ciudad. Cada año hay más villa, más cambios levantados, más destrucción. Solo los trenes de carga parecen tener futuro aquí. Luego del puente con el F. C. Belgrano, llegamos al desvío dinámico de San Lorenzo. Allí (hablando de Roma) cruzamos un carga de NCA: GR-12 + GT-22 y 50 cerrados. Desde aquí en adelante, sin nada que ver, me tiré a dormir en ese mismo estribo. Llevé una almohada y listo. No recuerdo que alguien haya entrado a ese lugar, en toda la noche.


 

     

Apenas amaneciendo, luego de unas horas, arribamos a Gálvez, la primer parada después de Rosario. Oficialmente me di por “despierto” y no dormí más. Y cuando ya salió el sol, no recuerdo haber visto el estribo vacío. A medida que entrábamos a la mitad superior de la Provincia de Santa Fe, el tren comenzaba a circular entre exuberantes túneles de vegetación. 


 

    "El cruce de nunca acabar"   

 

 

Preparé la filmadora para el cruce de Rafaela. “tra tra, tra tra,... (se escuchaba desde el último estribo)... TRA TRA...” El famoso cruce... que por cierto, hace unas semanas había sido levantado. Según gente de NCA, ese levantamiento se hizo debido a que se estaba hundiendo la vía a esa altura, pero bajo ningún punto de vista la empresa quiso eliminarlo definitivamente, cosa que enseguida repercutió en el ámbito de los amantes del Ferrocarril Belgrano. Pero la realidad es que los trenes del Belgrano no pasan por allí hace décadas.


Llegamos a la hermosa ciudad de Rafaela. Aquí se dio un pequeño intercambio de pasajeros y enseguida retomamos la marcha.


Las chicas todavía estaban con sueño. Es más, recuerdo que Ana sonreía al dormir, esa era su más destacada característica. Generalmente uno duerme en estado “neutro”, digamos, ni felices ni tristes, normales. Eso me llamaba la atención de Ana, parecía estar soñando algo maravilloso, parecía estar disfrutando plenamente ese descanso. Y eso noté de ella todo el viaje. De pronto, Ana se despierta, mira el poste kilométrico y me dice... "Fede... el cruce de Lehmann"

 

¿Y EL CRUCE?

Al cruce de Lehmann (entre Rafaela y Sunchales) no le fue tan bien... creo que esta imagen lo dice todo... (¡Y yo como un tonto esperando para filmarlo... qué ingenuo!). Hasta enero de 2002, ese engendro metálico aún se hallaba donde correspondía. Pero bueno, con tanto robo de rieles por la zona, ¿qué tren del F.C.B. va a pasar por allí?.

(Calculo que llevar adelante un levantamiento no debe ser así nomás. Las autoridades del Ferrocarril Belgrano deben estar al tanto de estas operaciones. Pero si vamos al caso, ni el mismo Ferrocarril Belgrano se preocupa por mantener sus líneas principales, asi que... dale nomás!, levantá que ta' todo bien negro!)

Personal capacitado de la empresa NOA, se dirigió al estribo de nuestro coche. Hacía rato que se sentía una pequeña planchadura en una de las ruedas. El inspector se lo comunicó al personal de conducción pero, intercambiando risas y bromas, decidieron no dar importancia a semejante pequeñez. La formación siguió viaje. La velocidad no superaba los 40 Km/h.

Pasamos Sunchales (Base de NCA), y de aquí en más (para mi), no hay más nada que valga la pena, solo es cuestión de entretenerse y dejar pasar la hora...

 

     

 

Cuando todo parecía estar en orden, Yanina dió inicio a un nuevo conflicto que nos acompañaría toda la mañana... y la tarde también!. El asunto era que no podía ir al baño... y claro, con la alineación de vía que hay por esta zona, se hace difícil concretar ciertas necesidades. Pero también es cierto que pronto llegaría Ceres, y ésa sería la oportunidad de Yanina.

En La Rubia, nos cruzamos con un tren de la Minera (que viene de Cruz del Norte), con la potente General Motors GP-40. Lástima que me perdí de filmarla por un minuto, ya que estaba sentado del lado de la estación EnLa Rubia nos detuvimos un minuto y seguimos viaje. Como dije anteriormente, estos tramos son muy monótonos, y el movimiento del tren incita al sueño...


Señores y señoras.... llegó la hora de presentar a....

L    U    J    A    N

     

 

Revisando y repitiendo tomas con la filmadora, uno descubre cosas que en su momento no advirtió. No sé como salió el tema, pero se me ocurrió comentar la ridiculez de que el nombre "Rebecca", me remite a una analogía de mutilación, me representa la etapa del "cuerpo despedazado", o la etapa del espejo. Compenetrado en expresar mi teoría (por favor, no estoy en contra de las Rebeccas!!), no reparé la gracia que le estaba causando a Lujan. En su momento me pareció que estaba atendiendo con preocupación mi comentario. Luego la vi riéndose, pero descarté que se tratara de mi comentario... Cuando ví el video, me llevé la sorpresa!!! ja ja ja.

A Lujan la conocí más por estas horas, y de su sonrisa no me olvidaré jamás. Creo que el viaje con las chicas fue para mí, un regalo del cielo.
 


 

    Ceres de otro tiempo   

 

La llegada a Ceres fué emotiva. Parecía la llegada de la "Estrella del Norte", digamos, de los años 80'... Decenas de personas estaban esperando el arribo del tren para vender tortilla, rosquilla, rosquete, pan casero, alfajores, y todo producto artesanal que podamos imaginar. Y no faltaban las reconocidas "Gaseosas Truchex". Esta situación demuestra la importancia del ferrocarril en su rol social. Y si realmente debieron desaparecer todos los trenes que nos abandonaron ¿Por qué los que quedaron viajan colmados de gente?

 

     

 

     

 

En cuanto podía, bajaba al andén a hacer algunas tomas exteriores. Aquí en Ceres recordé que en 1997 pasé similar situación con el tren de TUFESA (la empresa anterior). Aquel verano había ido a Añatuya con mis abuelos, a visitar a la misma gente que iba a ver en este viaje. Pero esta vez, no pude convencer a mis "abues" y finalmente me vine solo. Ese fue un viaje más que interesante, ya que llevamos 17 coches, y a la cabeza tiraba la famosa "Ave Fénix", la ALCO RSD 16 001 de Talleres Pérez.. Terrible!!!
 
La misión de este viaje (volviendo al tema de mis abuelos) fue filmar unas particulares "invitaciones". No fue tarea sencilla, los santiagueños son muy temerarios a las filmadoras, por eso, un poco a la fuerza les pedí que dijeran a cámara "MIGUEL, EUGENIA, LOS ESPERAMOS EN MAYO". De esa forma, mi abuelo no tendría excusa para desistir de un viaje en ese mes (en verdad es él quien no quiere salir, mi abuela todo lo contrario). Bueno, les adelanto que en mayo van a viajar... funcionó!!!

 
Dejamos atrás Ceres, y otra vez campo... En una de esas me voy al estribo, y uno de los muchachos me dice "Filma ahí flaco"... había un voraz incendio en los campos del oeste de Ceres. Según entendidos, a veces los mismos dueños suelen hacer el fuego para revitalizar las tierras.

 

     

 


 

    Pintó "el rosquete"   

 

Arribamos a Pinto. Allí fui testigo de un negocio redondo: "El rosquete". Este paisano inteligente un día se dijo... "Y si para el tren, puedo vender algo... tal vez rosquetes...", y esa fue una buena idea. El hombre entró al andén con una bolsa de compras llena de rosquetes, y a los 5 minutos se fue debajo del alero a contar sus billetes, con la bolsa vacía. Estos son los empleos que indirectamente se crean con la corrida de un tren.

 
Finalmente, a las 14:30 el tren llegó a Colonia Dora, luego de haber recorrido una buena parte del centro del país. Me despedí de las chicas... un poco triste, me daban ganas de seguir a Tucumán con ellas!!!, pero bueno, mi travesía por la llanura chaqueña estaba comenzando.

 


 

    Santiago del Estero > Colonia Dora - Añatuya   

 

Una docena de personas estábamos en Colonia, buscando la forma de llegar a Añatuya. El motivo de la detención del tren en un pueblo tan chico como este, es simplemente la cercanía que hay con la ciudad de Añatuya. En comparación con la otra vez, noté la ausencia total de remises, taxis o combis que ofrecieran servicios entre las dos localidades. Tal carencia nos llevó a esperar durante más de una hora el micro que venía desde Tucumán.

Cerca de las 16 hs., y tras un breve viaje en el ómnibus que cobraba solo $1.- el trayecto, arribé a Añatuya. Como no podía faltar, fui recibido por "la calor" (como le llaman ahí...) que estaba pegando con toda su furia. Recordé a la vista el camino a la casa de mi tía Sofi y me fui a pata, confiado en mi orientación.

Santiago es una provincia que, a pesar de sus falencias, siempre me ha gustado, más que nada la zona de los campos cercana a Los Juríes. Recuerdo los días que estuve allí la vez pasada, fueron días lluviosos... y salimos a pasear con la camioneta, por la desmotadora, los caminos rurales, etc.

Las calles de Añatuya estaban solitarias y silenciosas. Todavía era la hora de la sagrada siesta. Por ahí, en un boulevard, me encuentro a una mujer y le pregunto si ésa es la Av. General Paz... a lo que responde afirmativamente. Caminé un par de cuadras más (a la vista extraña de algunos vecinos), y llegué a lo de Sofi.

Acá es costumbre dejar la puerta abierta... y así, sabiendo que mi tía estaría durmiendo la siesta, entré a la casa. Al entrar a la cocina y ver que no estaba ahí, confirmé que estaría dormitando. De pronto me vi sorprendido por los ladridos de los perros!!!, y entonces mi tía despertó y me encontró. La sorpresa y la alegría por verme allí fue increíble, puesto que ella no tenía ni idea de que yo podría llegar a ir.

 

     

(Burrito con zorra   /   los chicos arriba, bajando bolsas de tierra)

 

La llegada a Añatuya vino acompañada con esta impresionante imagen del burrito con zorra transportando tierra. Ver estas cosas nos ponen un poco en referencia al lugar en donde estamos. Pero la verdad es que ya no es común este tipo de transporte en esta ciudad. Sobre el carrito venían dos chicos vendiendo tierra, que, con mucho esfuerzo intentaban bajar las bolsas cargadas. Empecé a filmar pensando en mi abuelo, quien posteriormente vería las imágenes de "sus pagos". Claro que lo que yo quería era que él viniese a Santiago, pero fue muy difícil convencerlo. Este video debería ser el puntapié inicial para la programación de un futuro viaje a Santiago del Estero. 


 

    El Ferrocarril... ¿Qué es eso?   

 

Añatuya demostró poco interés por el ferrocarril a lo largo de esta década sin trenes. La estación y sus instalaciones están a la miseria. Ni siquiera había indicios de alguna mejora, al menos para no dejar lleno de yuyos el predio y mantenerlo un poco más dignamente. La vía principal ha sido levantada sobre los pasos a nivel, e incluso se instalaron edificaciones sobre la misma. En el extremo sur de la estación, nace el empalme al “circuito” Bandera - Añatuya, pasando por Los Juríes.

 

Al lado del empalme, se emplaza el galpón de locomotoras (desmantelado) y luego, a un costado de la vía principal, se hallan los siete motrices Ganz Mavag, de los que corrieron por estos pagos hasta 1992, con tres servicios semanales desde la ciudad de Santa Fe.

 

     


En Añatuya, entre otras personas, conocí a Mimí (vecina de mi tía), quien me enseñó a manejar su motocross (de las más grandes). Al principio marché temeroso dando vueltas por la Gral. Paz como para practicar, y al día siguiente, fuimos andando (y yo manejando) hasta el canal 5, por sobre el cual hay un puente de hormigón del ramal Añatuya - Quimilí (parece que lo hicieron cuando el ramal ya estaba en desuso!!!!). En moto circulé estos poquitos días, tanto por la ciudad como por el campo, obviamente acompañado de Mimí.

 

     

(Por las calles de Añatuya...   /   M i m í )


Al mediodía del domingo me encontré con unos riquísimos ñoquis caseros (la casa de Sofi parecía ser un centro social, entraban y salían amigas a toda hora...). Luego de tan espectacular recibimiento, me dispuse a comenzar mi plan de filmación. A toda aquella persona que conocía o recordaba a mi abuelo, le hice hablar a la cámara. La frase clave fue “Los esperamos en mayo”. Conociendo a mi abuelo, luego de ver el video iba a ser imposible que desistiera de venir a Santiago. Pero lo mejor de todo fue descubrir que el hijo de unos de los amigos de mi abuelo se casaba en mayo. ¡Bárbaro!. Mimí me llevó a la farmacia del hijo de Cafa, Javier Gómez, quien ofreció a la cámara un breve y contundente mensaje de invitación. Trabajo similar hice con tantas personas pude encontrar.

 

     

(Los espectaculares ñoquis caseros!!!  /  J a v i e r   G o m e z )


Por la noche fuí a Internet (saturado de gente) y con paciencia pude conseguir máquina. Allí conocí a una chica llamada María. Ella es rubia, de ojos claros, muy distinta a las chicas oriundas de la región, y eso es lo que más me llamó la atención. Caminamos una cuadras buscando otro locutorio y, ya que estábamos, nos intercambiamos las direcciones de e-mail. Lástima que yo no sé cuando regresaré a Santiago!!!...

En casa de Sofi, pasamos las noches charlando de la familia, y las cosas que pasan en Buenos Aires. Estando en la casa de mi tía, prácticamente había olvidado las cosas que tendría que hacer posteriormente... me esperaba un viaje muy largo por la provincia del Chaco. En la terminal de Añatuya había conseguido un pasaje a Taboada (FCGBM). Desde allí me pasaría a buscar un micro a Resistencia.

 

     

(La tía Sofía   /  Carruajes de dos ejes tipo "volanta" o "vagoneta")

 

Con un cielo perfectamente estrellado, me acosté en la cama en mi última noche sobre las tierras de Santiago. De fondo sonaba la música del “club” en donde había fiesta. La joda duró toda la noche, por lo que dormir fue difícil. Parecía mentira como se escuchaba ese recital estando a más de diez cuadras del escenario!. Debajo de mi cama me hacía compañía Poli, el "bebote" de Sofi, un perro de esos que luego se extraña.

 


 
El lunes me levanté tarde, cerca del mediodía. Hacía un calor sofocante, típico de Santiago. Mi tía ya me había preparado una vianda para el viaje a Resistencia. Antes de salir vino a saludar “Muñeca” con su hermosa hija, Gabriela. Al verla... pensé seriamente en abortar el viaje al Chaco... jejejeje, pero los pasajes comprados ya me habían marcado el destino... "la Travesía".

 

     

 


 

    HACIA EL CHACO   

 

Partí de Añatuya con un micro hasta Taboada, el que -por cierto- carecía del tan codiciado aire acondicionado, por lo que (diríamos) viajé dentro de un horno autopropulsado!!!. En este desértico pueblo del Mitre tuve que esperar nada más ni nada menos que 5 horas, para combinar con un micro que iba de Tucumán a Posadas.

 
Aproveché las horas libres y hablé con los encargados de la cuadrilla volante de NCA, ubicada en un largo tren de vagones rezagados en la playa de la estación. Estaban trabajando en una serie de descarrilos por la zona, y luego de terminar las reparaciones, regresarían a Villa María, su base original. Cerca de las 18 hs., pusieron en marcha algunas de las máquinas que tenían ahí y retomaron el trabajo que habían suspendido al mediodía por el intenso calor.


Sin darme cuenta, y por haberme distraído de ver las maquinas de NCA, noté que aún no sabía concretamente donde pararía mi micro a Resistencia, puesto que Taboada no posee terminal de ómnibus y yo había sacado el pasaje previamente en Añatuya.

Faltando una hora para la llegada del micro, me apresuré a preguntar en un kiosco qué había en “la principal”. El tipo me dice -“No, ni idea donde para”-... seguí preguntando... -“Tal vez en la ruta.. no sé”- me dice una anciana... Al ver que nadie sabía me desesperé, y opté por salir del pueblo y dirigirme a un parador. En el camino le pregunté a un gaucho que iba en bicicleta si sabía donde paraba el micro de “La Nueva Estrella”. Me dice -“Ahhh... ese para acasito nomás”- ...Y siguió sin detenerse... ¿Acá para? ¿Qué quiso decir?... Esta era una esquina entre la ruta y una calle, sin al menos un cartel que dijera algo. Sospechando que no era así, me fui al parador. Cuando llegué me encontré con quien parecía ser la dueña del local. Le hice la pregunta fundamental y me dice -“...seee, aca para La Estrella”-. Yo le dije -“Sí, es La Nueva Estrella”- Y me responde -“Sí pibe, acá, acá para, esperalo ahí”-. No se por qué, pero no estaba muy convencido, y la hora de espera fue trágica. Para empeorar la situación, el micro llegó con una demora de 20 minutos, lo que me hizo pensar (en ese lapso) que tal vez me estaba esperando en otra parte del pueblo!!!.

¡El micro llegó! Y felizmente me acomodé en mi asiento (obviamente fui el único en subir aquí). Pronto me sumergí en un merecido sueño... el día siguiente me necesitaría descansado y preparado para el comienzo de la Travesía por la Llanura Chaqueña...

 

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(Segunda parte)

 

 

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*  FEDE PALLÉS  *  SATÉLITE FERROVIARIO  *

 
 

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